Hagamos al hombre a imagen y semejanza nuestra

hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza

Y dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y  ejerza dominio sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo, sobre los ganados, sobre toda la tierra, y sobre todo reptil que se arrastra sobre la tierra.

Analicemos este versículo de la biblia parte por parte. En primer lugar «Dios» dice hagamos al hombre, es decir al ser humano, a nuestra imagen y semejanza, esto lo que en realidad dice claramente no es que el hombre vaya a ser igual a «Dios» pero si semejante o sea parecido. Pero que parecido podríamos tener nosotros los seres humanos con un «Dios» invisible. Pues ninguno. Ante tal contradicción los grandes pensadores religiosos que nos han venido mintiendo por los siglos de los siglos y nos dijeron que esto se refería a que «Dios» nos hizo personas, seres inteligentes dotados de mente. El hombre fue hecho con la capacidad para hacer el bien o el mal. Según la misma Biblia el hombre hizo el mal al comer del fruto prohibido. Pues bien, si tenemos intrínsecamente la capacidad de hacer el bien o el mal, es decir de desobedecer, en que podríamos parecernos a «Dios» quien no tiene cabida para el mal, ni puede desobedecer a nadie ya que el mismo es la ley. O acaso este era un «dios» con minúscula que sí podía elegir entre lo bueno y lo malo, un ser moral con defectos y virtudes, y no simplemente un animal sin inteligencia ni conciencia de si mismo.

¿A quién le hablaba «Dios» en el Génesis cuando dijo hagamos al hombre?

Según algunos, le hablaba a los ángeles, pero eso se descarta desde el momento que la Biblia también nos cuenta que los ángeles tienen capacidad para el mal, como el caso de Lucifer. Por lo tanto, «Dios» no dijo hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza de tal manera que llegue a pecar. Ni tampoco «Dios» hablo con las personas de la Trinidad, el Hijo y el Espíritu Santo. Mejor dicho «Dios» habló con sus iguales, es decir con seres de la misma especie que él.

Ahora volvamos a la imagen del dinosaurio pensador que en su reflexión nos dice: «¿Si Dios nos hizo a su imagen y semejanza entonces por qué no somos invisibles?». La respuesta es obvia, porque «Dios» tampoco es invisible. El «Dios» de la Biblia, conocido como Jehová es un ser de carne y hueso, un ser enteramente material y visible. Un extraterrestre que usurpó el título de Dios único. Es decir, podría existir un creador del universo invisible, pero quien nos creó a nosotros, no era ese Dios, sino alguien que nos quiso hacer creer que era Dios, pues la humanidad en esos tiempos era muy ignorante.

¿Por qué los extraterrestres se parecen a nosotros?

De las decenas de miles de testimonios de abducciones y avistamientos de seres extraterrestres, hay algo común a todas ellas. El 99.9% de los seres reportados tienen aspecto humanoide, es decir, cabeza, tronco y extremidades, además de ser bípedos, tener boca, nariz, 2 ojos, manos con 3 a 6 dedos, etc.

Entonces la respuesta a la pregunta por qué los extraterrestres se parecen a nosotros es: No se parecen a nosotros, somos nosotros quienes nos parecemos a ellos.

Ahora sabemos que aquellos «dioses» quienes nos crearon eran seres extraterrestres de aspecto humanoide. Tomaron a un ser autóctono de la Tierra y lo modificaron genéticamente para que se pareciera a ellos. Así lo cuentan miles de tablillas sumerias encontradas y traducidas el siglo pasado.

Pero volvamos al Génesis y terminemos de analizar el versículo. En la segunda parte, «y ejerza dominio sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo, sobre los ganados, sobre toda la tierra, y sobre todo reptil que se arrastra sobre la tierra.», nuestros «dioses» creadores nos dan autoridad sobre todo en la Tierra, los peces (incluidos los cetáceos aunque no son peces), las aves en los cielos (murciélagos incluidos aunque no son aves), y en su parte final algo muy curioso que a simple vista no parece más que una frase sin importancia.

En la última parte de este versículo del Génesis, dice que el hombre tiene dominio sobre los reptiles que se arrastran por el suelo. Pero esto en realidad es una advertencia, lo que realmente quiere decir es, el hombre tiene dominio sobre todos los reptiles que se arrastran sobre la Tierra, pero no de aquellos que caminan en 2 piernas. Es decir, nuestros «dioses» son reptiles humanoides, ellos nos crearon y desde el principio nos hacen saber que somos nosotros los que estamos bajo su dominio. Somos su creación y ellos son nuestros dueños.

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